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sábado, 20 de agosto de 2022

1.3 EDUCAR ES MÁS QUE PREVENIR


Educarnos Y Educar…
A nosotros mismos
A nuestros hijos
A toda nuestra familia
A los profesionales de la educación: educadores de párvulos, asistentes de la educación, directivos, psicólogos, orientadores, educadores diferenciales, psicopedagogos, trabajadores sociales, profesores de los diversos niveles, directivos.
A los profesionales y asistentes de la Salud que trabajan –directa o indirectamente- con niños.
A todos aquellos que prestan servicio a un niño-a: conductores de buses escolares, guías, entrenadores, asesoras del hogar, nanas…
A nuestras instituciones armadas y de seguridad
A gobernantes, guías espirituales y comunidades sociales que tratan –directa o indirectamente- con niños (SERNAM, SENAME, SENAFA, Hogares Infantiles).
A todos…


Educación – Crianza  y Prevención
La educación centra su mirada en lo positivo, en los valores, en quien somos.  La educación nos lleva al encuentro con nosotros mismos y con los demás.  Nos enseña a ampliar y profundizar nuestra mirada; nos enseña a amar y descubrir la verdadera belleza  que trasciende lo bonito o el ornamento, sin desconsiderarlo…
Y si bien es cierto, podemos educar desde el primer instante de la vida, con nuestro ejemplo; en los primeros años debemos predominantemente criar para, gradualmente ir educando, esto es, enseñando a aprender, a ser autónomos, a aprender a discernir, a entender, a ser responsables, a saber cumplir con los compromiso, a aprender a ser hombre y mujeres de palabra, aprender a colaborar, a ser solidarios; en resumen: La educación enseña a amar –se.
En la medida que seamos dependientes, seremos críos y siempre, de algún modo y en algunas áreas, lo seremos. Somos dependientes en la medida que somos ignorantes: Por ello recurrimos a médicos, arquitectos, electricistas, zapateros… Nos necesitamos…
Ser dependientes es propio de los límites humanos. Ser dependientes pero no dependientes –porque afortunadamente es imposible- para saber quiénes somos y cómo debemos ser quien somos.


Aprender a conocernos como personas únicas - Aprender a convivir en armonía
Aprender a amar-nos = Aprender a Ser.
 Este es el sentido de una educación de calidad. 

¿Porque no podemos centrar nuestra mirada en la prevención? Porque la prevención está preocupada de evitar lo negativo: No hagas esto o lo otro.  No te juntes con él o ella.  No vayas por aquí ni más allá de… No escuches o veas esto. No consumas esto otro… Cuídate para no quedar embarazada. Cuídate parta que no te abusen…



Hay que prevenir; hay que criar; es un deber hacerlo; pero...
Antes, durante y después de la crianza y de la prevención,  debemos educar-nos.


En la crianza se requiere de un adulto experto, responsable, que represente al “crío-a” que –por su edad, salud, ignorancias o situación legal- no puede discernir lo que es bueno de lo que es malo, lo que es verdadero de lo que es falso o aparente, lo que es correcto o incorrecto de lo que es correcto, lo que es bello de lo que es feo o sólo bonito; lo que es sano de lo que es enfermizo; lo que es esencial de lo que es contingente, lo que es mejor de lo que es peor; lo que es posible de lo que es imposible; lo que es valioso de lo que es urgente; lo que es vértigo de lo que es felicidad…

En la medida que somos críos, requerimos de la asistencia de ese adulto que por vocación (por amor) tomará decisiones y hará elecciones por nosotros: comerás esto, no meterás los dedos en el enchufe, no consumirás alcohol o no conducirás.   Pero el crío va creciendo y va entendiendo; conversamos, reflexionamos, compartimos y el crío va pasando de la obediencia (que nunca fue sometimiento) a la convicción, a la decisión autónoma. El criador –padre o profesor- fue pasando de la crianza a la educación; pues educar es formar en autonomía.


Educar para amar y ser amado.
Criar y Prevenir para Evitar el Abuso Sexual Infantil


Educar es enseñar-nos para:

  • Aprender el sentido de nuestra corporalidad que no es un mero cuerpo, no es un objeto; no es un mero instrumento: Es presencia, expresión, comunicación, biografía, símbolo, recuerdo…
  • Aprender el cuidado de nuestros cuerpos: sus partes íntimas y cómo cuidarlas: enseñar sus posibilidades expresivas en el juego, en la danza o baile, en el vestirse... Todo ello, acorde sus edades.
  • Aprender la diferencia entre lo público y lo privado para rescatar el  sentido del pudor y del respeto por lo propio, lo público y lo ajeno.
  • Aprender el sentido y valor de la ternura como expresión primera de amor.
  • Aprender el sentido de la caricia como expresión de diferentes clases de amor.
  • Aprender el sentido de la un beso a temprana edad: distinguir aquellos besos que pueden expresar  respeto o ternura, de aquellos que pueden tener un sentido erótico.
  • Aprender a confiar en quienes son confiables; pues la confianza en los demás no es incuestionable.
  • Aprender el sentido de la niñez y de cada etapa de la vida, para entender sus necesidades, sus fortalezas y debilidades, sus aprendizajes y el sentido de sus errores como fuentes de aprendizaje.
  • Aprender a amar, a amarse, a valorarse como ser único e irreemplazable; cuya dignidad es tal, que nadie tiene derecho a apropiarse de nosotros.
  • Aprender el verdadero sentido de la amistad, del amor de pareja, del “primer amor”, del enamorarse, de la sexualidad  y del género; del sentido mismo de la existencia...
  • Aprender el sentido del hogar, el amor incondicional y nobleza de la familia: El lugar para ser en la intimidad y/o en la privacidad. El lugar parta el ensimismamiento, el recogimiento y  el regocijo de la celebración de ser familia.
  • Aprender a distinguir el amor de amistad del sentido utilitario de la complicidad.
  • Aprender lo que es una actitud abusiva –en distintos aspectos de la vida- de la que no lo es.
  • Aprender la diferencia entre amar y sólo querer.
  • Aprender el respeto por los límites en las relaciones interpersonales, de tal forma no resultar invasivos.
  • Aprender a distinguir cuándo es posible enfrentar solos –como familia- los peligros que ésta encierra y cuándo es necesario y urgente erradicar  esos peligros, denunciando o acudiendo tras la ayuda de quienes tienen como misión y profesión colaborar.
  • Aprender nuestros derechos pero, por sobre todo, los muchas veces olvidados  deberes.  Derechos que, en la medida que no somos críos, debemos merecernos, debemos cumplir: como padres, como educadores, como amigos, como ciudadanos…


Una sociedad sin derechos o sólo con derechos pero no con equitativos deberes, es cultivo de caos y prosperidad de toda forma de violencia. En una sociedad así, se confunde el discernimiento y hace imposible la protección de la niñez y de la familia misma; base de toda sociedad.


La educación nos enseña a asumir nuestra libertad de ser, hacer, convivir.
La familia debe resguardar su derecho y deber de educar a sus hijos.

Nacemos hijos pero tenemos que aprender a serlo.  No nacemos padres  o madres pero tenemos que aprender a descubrir su sentido y aprender a serlo. 

Una instrucción sin educación puede ser destructiva o sin sentido. Instruidos o ignorantes; jefes o subordinados; ricos o pobres; pueden ser destructores de la infancia.

Una sociedad donde el valor principal es el dinero, el consumo y el placer, envilece.  Podremos tener una sociedad con la mejor instrucción pero desalmada; una sociedad donde prosperará todo tipo de abuso, de violencia, inequidad.  Una sociedad así: envilecerá y se refugiará en toda suerte de drogas y vértigos.  Sin un sentido de existencia, sin altos ideales, buscará la comodidad y el placer inmediato porque no sabrá del amor que sabe esperar… Porque el respeto es eso: cercanía que no invade porque deja ser y ayuda a ser.


Si educamos para aprender a amar;
no habrá espacio para el abuso y la destrucción de la infancia.